lunes, 4 de julio de 2016

EL colgante de la madreperla. La Orla.

Con ayuda del micromotor se pueden hacer dibujos y desbastados, en este caso con una fresa cilindrica grande, con la que vamos haciendo surcos en la pieza. Cortamos de forma longitudinal, desde el centro hacia afuera, de forma eliptica. De esta forma vamos haciendo un galonado irregular.
Desbaste de la orla
 El siguiente paso sigue siendo el pulido fino con micromotor, a fin de acelerar el proceso, pero tambien con la lima y el papel de lija a fin de redondear las irregularidades y dejar unas formas más definidas y redondas, con el menor número de posible de marcas que luego deberan eliminarse en el acabado final, y las que se mantengan con el lijado en metal.
Pieza en el primer acabado.
 Ahora es el momento de empezar a ajustar el peso, obviamente una pieza asi ni siquiera se puede pensar en colgarla de una cadena, pesa casi 300 gramos sin la madreperla, lo que es mucho. Hay que rebajarla a unos límites más tolerables. Eso se hace con una fresa redonda grande y el micromotor, y con mucho cuidado para no hacer ningún agujero en la pieza. Poco a poco y con cuidado, y examinando la pieza contra la luz de la lampara para ver por dónde clarea más, se va rebajando el colgante. Ademas hay que procurar reproducir en la parte posterior el dibujo de la anterior y su galonado.
Vaciado del colgante.
 Esta operación solo precisa de cuidado y paciencia, pero tambien genera una enorme cantidad de viruta de cera y de polvillo fino. Las fresas especificas para cera pueden rebajar muy rapidamente, pero una fresa grande redonda tambien vale para esto, y de hecho la que he utilizado aquí, principalmente, es una fresa cilindrica de cabeza redonda, de tipo industrial para metal, que se vende en las ferreterias especializadas (o se vendía, la compre hace veinte años). Al acabar el cajón y la mesa estan cubiertos de viruta fina, desparramada por el micromotor.
Viruta del cajon.
 Una vez hecho un vaciado aceptable y rebajado el peso a unos mas manejables cien gramos (veinte arriba o abajo, más bien arriba según se calcule el peso de la cera), aparecen problemas imprevistos del colgante. Aunque inicialmente la pieza estaba perfectamente plana y la madreperla ajustada, ahora ya no es así. La madreperla asoma por debajo del colgante y el borde que era plano ya no lo es, de hecho presenta huecos a lo largo de la orla. Esto puede ser así por la tensión de la propia cera, que ha desaparecido al vaciarse, por que la parte posterior no era tan plana como parecía al ajustar la madreperla y luego recortar el sobrante, o por que al vaciar el colgante, con el calor del roce de la fresa, se ha deformado la pieza. O pueden ser las tres causas juntas. Pero es un problema que se tiene que arreglar antes de seguir adelante.
Borde de la pieza
 Aunque el colgante tenga detras una anilla  para pasar una cadena con que colgarlo y quede ligeramente levantado, la perla no puede asomar por debajo del colgante tal cual. 

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